– y ahora quiero un festival de música, y al menos cinco medallas de oro en los juegos olímpicos, y el bote del euromillón… todo lo que sea joder desde el mediterráneo olvidado para que recuerden quién tiene el puñetero mango de la sartén.
– pero benjamín, mi señor, que a biden le aprietan las encuestas y dice que nos va a quitar la paga…
– abraham, abraham, ¿cuándo son las elecciones en estados unidos?
– en noviembre, señor.
– ¿tú crees que vamos a tardar medio año en desbrozar ese estercolero? ¡pero si le hemos hecho el trabajo sucio a las constructoras que vendrán después! estate tranquilo que en na y menos tenemos el parque más limpio que una patena cristiana de esas. que lo de biden es un farol para que le dejen de tocar los cojones un rato, que menudos son los putos antisemitas de mierda.
– pero el mundo nos está acosando con acusaciones que…
– ¿el mundo? ¿quién es ese? anda y tráeme un buen bate de beisbol y ya verás cómo muevo a ese mundo. en concreto le reviento la cabeza hasta que no quede duda de quién es aquí el puto amo.
– ¿y los nuestros? porque cada vez son más los compatriotas que salen a la calle a protestar y a echarnos en cara que debemos negociar y traer de vuelta a los rehenes que todavía están en manos de hamás.
– ¿y a esos los llamas nuestros? joder, abraham, de la hostia que te doy te saltan los globos oculares. a ver si así no llamas nuestros a ese grupo de indeseables bolcheviques bilduetarras.
– ¿bilduqué?
– ay, hostia, que ya me he cansado de la pelota que me hacéis vosotros y llevo una semana escuchando loas desde españa. qué maravilla, qué manejo del insulto, de la ironía, y, sobre todo, de los productos hortofrutícolas.
– no le entiendo, mi amado líder.
– ni falta que le hace. lo que tienes que hacer es ponerme ahora mismo con el loser de secano ese de vladimir. dile que como no acabe pronto con sus mierdas me voy para allá y en un par de semanas le echo la solera al patio trasero de su casa.
– como diga, su excelentísimo primer ministro.